Mis orígenes como escultor del realismo fantástico – Germán Arzate Garza
Me llamo German Arzate y soy escultor mexicano que ha explorado el tema de la dualidad en diferentes obras que expresan diferentes ideas dependiendo el punto de vista del espectador. Nací en México DF el 18 de Abril de 1967 siendo el mayor de una familia de 4 hijos.
Cuando era joven la única forma de tener acceso al arte fue a través de mi madre que siempre ha sido amante de la escultura mexicana y las bellas artes. Ella siempre decía “tenemos que ir al museo”, “tenemos que ver esta obra, escuchar esta música”. Mi madre fue mi único acercamiento. Me gustaban los libros pero no habían muchos libros de arte, no había internet ni televisión por lo que el arte en mis primeros años era escaso o nulo, ni mucho menos era posible estudiar para ser parte de la lista de escultores mexicanos.
Cuando era adolescente tuve que vivir en el Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey y las muestras de escultores mexicanos que habían no eran de gran renombre. Las únicas esculturas y obras de arte estaban en enciclopedias donde empecé a admirar a los grandes maestros del arte. Eso me inspiró. Fui amante de la obra de Salvador Dalí, me preguntaba cómo era posible hacer cosas diferentes y por muchos años fue mi héroe artísticamente hasta que conocí a Remedios Varo.
Por parte de mi madre y de alguien de la familia que le gustaba la música. Mi madre tuvo sensibilidad pero nunca llevó a flote algún arte, nunca viví el arte cercanamente, pero nunca tuve contacto al principio con el arte de algún escultor mexicano. Mi padre sabía dibujar bien pero de forma muy primitiva y autodidacta, hacía cuadros de paisajes y de alguna manera alguna forma otro familiar tenía dotes pero nadie había probado antes con la escultura.
Tuve que entender que ser escultor mexicano era un don que se me había dado. Siempre, desde niño me llamó el proceso de esculpir.
Si me dejaban un trabajo de la escuela yo no sólo hacia animalitos sino todo tipo de formas, fue jugando que aprendí a ser escultor. En el super yo no pedía dulces, pedía plastilina para sellar tuberías y hacer formas y modelos. Recuerdo que mis primeras piezas como escultor mexicano hechas por mí, las hice de entre los 7 a los 9 años. Todo lo que encontraba lo adaptaba como herramienta: un palo de paleta, un tornillo e inclusive en algunas esculturas use cabello humano que le pedía a mis tías, a mi hermana o mi madre.
Esta forma de ser, inocente, me permitía mucha libertad. No estaban de moda las clases de arte o las academias de escultura mexicana. Yo empecé a esculpir y ver con qué tipo de cuchillos podía hacer cosas. Todo era tomado por mí de la cocina o al momento de ir a la tlapaleria o ver cuchillos filosos me era interesante encontrar cosas que me podían servir, ningún familiar me ayudó, entonces pude ver la manera de hacer escultura y formas por mi cuenta. Nunca tuve la cultura de ir a la escuela o tomar cursos de arte solo encontré maneras y formas de hacer las cosas.
Uno de mis primeros tallados es en madera y manifesté un sentimiento de la adolescencia, que era una soledad, dibuje una mujer los brazos cruzados, mirando hacia abajo, siempre admiré la figura humana, hice un tallado y otro en madera poquito más avanzado donde iba jugando con las vetas de la madera y hacía que las formas fueran lo más estéticas posible, cuando recibí comentarios, era interesante una obra de un adolescente que en lugar de ver tele tallaba madera o mientras veía una película seguía tallando y haciendo un tiradero todo el tiempo.
Empezaba a sentirme un verdadero escultor mexicano.
He dicho que soy un escultor mexicano de la dualidad. La dualidad siempre ha estado y nunca ha dejado de estar presente, la he visto en la forma de una nube, la he visto en las plantas; en los árboles he encontrado caras, en el cielo muchas cosas, figuras, formas, manchas en una pared que para mi son rostros o piezas. Al principio pensé que era algo raro, que había algo diferente en mí, una forma de ver que no entendía. Más adelante empecé a disfrutarlo y ahora me da risa cómo puedo ver unas piezas y de otro lado, una figura diferente con su propio significado, quería que mi trabajo fuera poético, exquisito para el ojo, para la forma.
Eso me gusta y la dualidad siempre me ha llamado la atención todo es dual en esta vida y nuestra misión es encontrar simbiosis entre un lado y otro. Al ser el mayor de mi familia tuve que trabajar y estudiar medicina para subsistir. Mi familia estuvo bien un tiempo y luego perdimos todo gracias a estúpidas devaluaciones y manejos políticos. Hemos sufrido los atentados del gobierno a la economía y luego debido a un accidente de mi padre tuve que salir adelante con mi profesión.
Por muchos años nunca pude poner un estudio de escultor, ahora acabo de empezar a trabajar con fundidoras y el proceso se realiza constantemente, el montado ya está en forma y puedo desarrollar muchas piezas, el modelado, las formas, el encerado, tallados para originales o montaje. Esto es lo que se realiza siempre continuamente y desgraciadamente no todo escultor mexicano tienen esa posibilidad por lo que estoy muy agradecido con los dones de Dios.
El mundo es cruel para el artista y un poco más como escultor mexicano. Es demasiado aplastante. Hoy por hoy si tú quieres salir adelante, ya no compites contra tu colonia o la cuadra ahora compites contra artistas del mundo. Ahora puedes perder premios contra un artista ruso sólo por ser ruso pero también un mexicano puede también triunfar en Japón.
Debes tomar conciencia si quieres vivir del arte, puede ser que ames hacerlo pero es importante preguntarle al escultor mexicano uevo: ¿Estás seguro? ¿Estás dispuesto a pasar por frustraciones, hambre o carencias? Tampoco el artista puede carecer de visión empresarial, tienes que tener una visión porque el arte es empresa, no es sólo es una manifestación.
Tienes que ser metódico, seguir protocolos y seguir estándares, ser metódico entorno lo que haces, el dinero es importante, hacer el cálculo de tu balance financiero. El escultor mexicano no debe estar peleado con el dinero, el arte no es sólo expresión, también es administración. No es fácil ser escultor mexicano a la par de desarrollarse en un mundo profesional. Es un mundo demandante, el consumismo es impresionante. Tienes que tener muy claro si tu meta es el arte, tienes que seguir un sueño, es un romance, entre tú y el arte, un vaivén de dar y retener.
Debes encontrar un arte que también te ayude a vivir, depende si tu trabajo te gusta o no te gusta. A mi me gusta la cirugía y hago esculturas en la boca de los seres humano, en sus dientes y su sonrisa, eso me ha permitido ser exitoso y con eso alimentar al arte. Quiero mostrar como legado todo lo que me apasiona y es ese legado personal del cual estoy enamorado.
Soy un escultor mexicano orgulloso de representar a México. Este país es inmensamente rico en cultura y muchos de los motivos mesoamericanos están presentes en mi obra.
Soy un escultor mexicano apasionado de la vida, del amor, de todo lo que me rodea. Siempre estoy buscando lo mejor, soy un eterno buscador de gadgets, buscador de situaciones, buscador de pasatiempos que me traigan siempre bueno, lectura, deportes y todo lo tecnológico, me encanta. Todo lo que está afuera en la naturaleza siempre es parte de mi, cualquier situación o sentimiento me llama la atención.
Esto es German Arzate, escultor mexicano y orgulloso de serlo.